Mi ofrenda

 

 

 

¿Cuánto puedes dar en este momento para el avance de la obra de Dios? ¿Solo diez centavos? No te preocupes, el Señor lo recibirá como si tu donación fuera de un millón de dólares. ¿Recuerdas la historia de la viuda? Mientras muchos daban grandes cantidades del dinero que les sobraba, Jesús consideró la ofrenda de ella como superior a todas. ¿Y qué dio ella? “Dos moneditas de cobre” que era “todo lo que tenía” (Lucas 21:2, 4).

Quizás en estos momentos no puedas dar una cuantiosa cantidad de dinero para el desarrollo de la iglesia; pero lo que importa no es la cantidad, sino la intención de tu corazón. Sea poco o mucho, no dejes de dar “lo que tienes” al Señor.

Recuerda las palabras de nuestro Dios:
Quiero que su ofrenda sea voluntaria y de todo corazón. Éxodo 25:2